Parece que nos gusta mucho hacer inventarios, elaborar listas de objetos que nos rodean, que nos son imprescindibles para nuestro día a día. Y si no me creen, los invito a leer lo que escribieron nuestros lectores:
Gladys Di Salvo
La mesa ratona quedó con la taza del desayuno y el paquete de vainillas abierto sobre un mantelito, esa imagen me provoca dulzura.
La pirámide, los sombreros, el florero y el llamador de ángeles eran de mi papá y mi mamá, al verlos siento que desde algún lado me cuidan y protegen y siento un calorcitoen el corazón
En los portarretratos fotos de momentos felices, fiestas, cumpleaños, vacaciones.
En algunas culturas se piensa que las fotos se llevan tu alma, yo pienso al revés, me encantan las fotos deteniendo el tiempo.
Y el faro pequeño de piedra que hizo algún artesano de Mar del Plata, me está diciendo que hay una luz en el camino, que aunque yo no la pueda ver me está guiando.
Y qué decir de El Quijote y Sancho que me recuerdan que si ladran es señal que estoy cabalgando. Y que debo seguir peleando contra los molinos de viento.
Laura Martínez
intento hacer lugar
en mi escritorio
en mi bolso
en mi cabeza
Descarto algunas cosas
cenizas de sahumerios
notas viejas
la botella de agua vacía
papelitos recordatorios
Y pensamientos
que no hacen bien
Acomodo lo que queda
el agua a punto para el mate
el cuarderno con notas
el lapicero ordenado
le doy forma a algunas ideas locas
que rondan en mi mente
Agendo fechas
pego al costado de la compu
nuevos papelitos recordatorios
agrego algo más a la lista de las compras
llamo a un amigo
contemplo un momento
las fotos de mis hijos
leo alguna frase que me motive
me comprometo a tener un buen día
para que no sea un día más.
Susana Palacios
Visualizo
Miro, observo,
Veo a mi alrededor...
Una repisa con fotos viejas,
Algunas demasiado añejas.
Apuntes, libros, sueños
Prolijos, ordenados,
Algunos olvidados abajo...
Muy abajo
en el último estante...
Donde el alma guarda...
Metidos en los pliegues
del alma,
donde se esconde todo
Mis perras, mi sillón
Y alguna pena sentada en él
Mi compu, mis redes,
Mis alegrías y el sol
El sol que se filtra iluminándolo todo...
Charly
En derredor se impone a la vista
mi gata Oki, erguida sobre la impresora
cual estatua egipcia desafiante inmóvil
iluminada desde una lámpara de pie
y la impresora que muchas veces se comporta
desafiante inmóvil cuando más la necesito
El lapicero lleno de marcadores
y lápices que pocas veces uso
muchas hojas vacías que esperan llenarse
de textos que pasarán sin pena ni gloria
a engrosar la larga lista de palabras
inútiles que nadie leerá
Cuadernos cargados de frases hermosas
esperando ser re escritas
el módem que permite la conexión
con sus luces verdes fijas y titilantes
con una estampita cerca
para que no aparezca la nefasta luz roja
Y la estrella del escritorio el monitor
con el que visualizo al mundo
como lo hacía el humano desde su creación
viendo y aprendiendo
compartiendo la vida con sus semejantes
y que me libera de largos encierros no queridos.
Claudia Velázquez
Una cómoda repleta de mis tesoros.
Aros, collares y pulseras que me transforman, me esconden y a la vez me delatan.
Perfumes que atraen y transportan.
Fotos de niños que ya abandonaron su infancia.
Vírgenes y santitos que me protegen.
Una mariposa sobre un aplique. Quiere volar, pero no puede abandonarme.
Un espejo que refleja mi mundo de sueños dormidos.
Algunos cuadros que son ventanas a otros mundos. Postales de días soleados en donde
se respira aire limpio debajo de un cielo acuarelado.
Parece escucharse el canto de los pájaros entre los árboles.
No hay personas que los habiten. Me esperan a que cruce el dintel.
Atras el televisor no para de hablar. No sé qué dice pero puebla de voces el silencio.
Desde mi ventana puedo ver la copa de los árboles y los pájaros que van de uno a otro.
Distingo su trino y me alegra el alma.
Los tejados de otros mundos y otras historias.
También escucho la pala en la tierra. La Pacha generosa que protege, contiene y se
entrega para recibir aquello que no queremos dejar ir.
La vida espera y hoy no sé si me atrevo.
Gisela Cairo
Ayer, después de dar mil vueltas, fui a despedirme. Será que un par de veces tuve que dejar ir para siempre, quedando rota para todo lo que sabe a despedida, que me costó bastante evadir mis propias excusas. Pero, acorazada de vulnerabilidad y todo, fui.
Cuando llegué a su casa, esa que tantas veces fue refugio, se danzaba la sinfonía previa a una mudanza.
Utensilios por embalar, cajas por cerrar, muebles fuera de su lugar habitual, papeles, juguetes, ropa... Ese desorden lindo que anuncia un cambio inminente, la hipnótica belleza del caos que suena a promesa.
Mientras charlábamos sobre los detalles del viaje, Flora me ofreció unas cosas que ya no iba a usar, que no pensaba llevarse y me dio una mochila, casi vencida de tantos caminos recorridos, para que me llevase lo que me sirviera.
Brindamos con jugo de naranja y nos abrazamos fuerte en el umbral (de la casa y de las múltiples posibilidades) con la esperanza de un abril que nos reúna de nuevo.
Me fui caminando lento, con la mochila cargada, llevando algo de ropa, un sombrero
verde, cinco sorrentinos, queso y verduras, una sartén y un taper, una cajita con pinturas, una paleta llena de colores secos, unas clavas. Y en los espacios entre las superficies de los objetos, se acurrucó lo intangible, lo valioso, los momentos compartidos, las risas, el amor.
Sé qué en algún bolsillo hay un puchito de tristeza inevitable, pero no voy a perder tiempo averiguando en cual está. Porque me hace feliz que Flora encuentre su lugar.
¿Dónde más podría ir ella, que sabe ser bosque, río, montaña, viento, si no es a fundirse con la misma magia que encarna?
Hasta el próximo mate con yuyitos, mi gemela fantástica.
Y a la distancia que nos separe, ni cabida.
Oscar Cesareo
al lado de la lámpara apagada y el cenicero que ya no espera...
al libro del estante le faltan las hojas apasionadas
que le fueron arrancadas con desgano
cuando los temores a perderlo todo me aferró a estos objetos inútiles que desde entonces
habitan mi cuarto.
Alejandra Rozas
El crochet suelto de colores enredado con mis sueños. Galletas de naranja de mi Alma...
El llamador susurra un mantra que energiza.
Liliana Taranto
hay que ver el sol
cuando se asoma
preparar las migas
para los pájaros
el agua para las plantas
el café humeante
el aire fresco,
el olor de la mañana
el canto de los zorzales
mis perros y gatos
me envuelto en mis sueños
junto al amado silencio
de mis pensamientos.
Elizabeth Sanabria
Bettina Barrionuevo
Paola Acosta
Confusión, frustración, pensando, en mi mundo en mi mente buscando esa palabra que me haga entender todo.
Nicolás Fortunato
Computadora. Monitor. Teclado. Billetera. Lápiz, papel, goma. Tengo que terminar este parcial. Taza, té. Escoba. Desodorante. Parlante. Calzado. Media puesta y tirada 50 veces por los nervios. Cartuchera de tela del 2014. Foco de luz. Velador. Frío. Picadura en un tatuaje recién hecho. Pañuelos. Dados. Mazo de cartas TEG. Marco con foto.
Noemí Chiappero
Cama, perras, gata, esposo, almohada, tejido, nerviosismo, ansiedad, alegría, preocupación, tv, hijos, zapatillas, ruidos de la calle, sueño.
Mariana Gatica
Televisión, sobrinos jugando, cuatro perros (Una perra y tres perros), uno durmiendo; los otros ladrando por la casa, el colchoncito de ellos en el piso, mi gatihija Dasha (que cuando me ve, en su maullido pareciera que me dice "MAMÁ"), mi mamá, mi hermana que se está preparando para llevar a mi sobrina al colegio, camas, placard con la ropa de todos, tachos de basura para que mis sobrinos no tiren los papeles en el piso, feliz por formar parte del taller...
Belén Eransus
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¡Qué felicidad que nos da cuando escriben tanto! Gracias a todos por dejarnos entrar en sus mundos.
¡Hasta la próxima consigna!
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