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marzo 16, 2024

Días perfectos

 


Película: Dias Perfectos 

Año: 2023

Director: Wim Wenders

Origen: Japón/Alemania


Todos los días pueden ser perfectos

Este film cuenta la historia de un hombre maduro y solitario con un trabajo rutinario y que para muchos podría ser hasta humillante, en una de las ciudades más avanzadas en tecnología y confort. Sin embargo, él lleva una vida feliz, austera y tranquila disfrutando a cada momento de lo más valioso que tenemos, el presente, conectando con su ser desde el silencio, la naturaleza, la música, la literatura y la fotografía (saca fotos a la luz del sol que se filtra a través de las hojas de los arboles). Si bien es un hombre solo por elección, sociabiliza con otras personas desde la educación y el respeto. Poco sabemos de su historia, solo aparecen sueños o recuerdos (en imágenes en blanco y negro), y algunos diálogos cortos, por ejemplo, entre él y su sobrina que hablan de “mundos diferentes” dentro del mismo mundo, o una pequeña conversación con su hermana que nos da una pauta sin mucho detalle de cómo puede haber sido su vida anterior. En una escena se puede apreciar la empatía del protagonista que a pesar de sus pocas palabras logra darle un momento de alegría a un enfermo con cáncer terminal. La película es sencilla y muy profunda, con una música de los años 70, que transcurre sin sobresaltos invitándonos a pensar cuanta responsabilidad hay en nuestra felicidad diaria, en un mundo siempre apurado, manipulado desde las redes sociales, totalmente desensibilizado que nos obliga a vivir desde la mirada externa.

 En la escena final, solo se ve el rostro del protagonista, que expresa magistralmente todo lo que siente atravesado al espectador.

 Quizás si nos detuviéramos en la contemplación íntima de aquello que nos conecta con nuestro ser, encontraríamos las herramientas que necesitamos para entender y sentir que todos los días pueden ser Perfectos




Un resplandor 

baila entre las ramas

la luz llega hasta mis huesos

el mejor paisaje

es el que llevo adentro

el tiempo es mi aliado

                          el ahora

juego con la palabra 

juego con la música   las imágenes 

las sombras de los demás

no son más oscuras que las mías

me rebelo 

no creo en la rutina

creo en los milagros

cada amanecer es testigo

de mi mundo 

             y con eso alcanza


Laura Martínez

Taller del Mate




noviembre 30, 2023

30 de noviembre: DÍA NACIONAL DEL MATE

 Hoy, en el Taller del Mate, le hicimos honor a esta noble infusión en su día 🧉




Que siempre tengamos un matecito para compartir o que nos haga compañía. ¡Feliz día, materos!




noviembre 25, 2023

Bloqueo del escritor

 Mis amigos creen que porque escribo las ideas se me caen a mares. Más de una vez, en alguna sobremesa, me han pedido que les cuente alguna historia y casi nunca sé qué decir. No me creen cuando les digo que los cuentos llevan mucho tiempo, que no es fácil encontrar las palabras justas o crear la atmósfera propicia. Por ejemplo, ahora mismo estoy dando vueltas con una historia que quiero escribir y a pesar de tener la idea en la cabeza, no puedo darle forma. A veces se me ocurren cosas cuando no estoy en mi escritorio. Me pasó el otro día, que se me cruzó una idea, que consideré brillante para mi historia, cuando me estaba duchando. La repetí varias veces en voz alta para no olvidarla, como cuando estudiaba para los exámenes. Cuando salí del baño, apurado para escribirla, la Flaca me llamó desesperada desde la cocina: se le estaba viniendo encima la alacena y ya no podía sostenerla. Se me fue la idea y no la volví a recuperar. 
Mi personaje estudia en la universidad y lee en los ratos libres, por ejemplo, en el colectivo. Ahora que lo pienso, es increíble la cantidad de tiempo que lleva trasladarse en el conurbano. Por eso, mi protagonista viaja siempre con un libro, para habitar esos tiempos muertos. En estos momentos está leyendo It, de Stephen King. Tan metido está en la novela que no escucha al chofer quejarse con otro pasajero por las obras en las calles que hacen que tenga que cambiar el recorrido. Ni a una señora apurarse a tocar el timbre porque el nuevo rumbo no la deja tan cerca de su destino. De repente siente una mano sobre su hombro y se sobresalta. Un muchacho le dice que el chofer le está hablando. Le pide disculpas por no prestarle atención. El colectivero le repite, de mala gana, que si va a la universidad se tiene que bajar ahí, que a cinco cuadras es lo más cerca que lo puede dejar. Guarda el libro en la mochila y se baja. Stephen King lo perturba, cada vez que lee uno de sus libros, se sugestiona, se imagina que le sucede todo lo que pasa en la historia. Por eso, al bajar del colectivo, se sube la capucha (porque, por supuesto, se largó a llover) y apura el paso mientras mira a cada lado rogando, al santo que lo quiera escuchar, que no se cruce con el payaso. 
Y hasta ahí llego, porque no puedo avanzar más. A medida que mi personaje corre, yo me ralentizo. O me interrumpen, como en estos momentos, que la Flaca me manda un mensaje pidiéndome que la vaya a buscar porque se largó a llover y no quiere viajar en colectivo con los chicos. En 5 salgo, le contesto.  Me pongo la campera, me subo la capucha, agarro las llaves del auto y salgo. Lo veo a Jorgito, el nene de la esquina, vestido con sus botas de lluvia y su piloto amarillo, corriendo junto a un barquito de papel que navega por la zanja. Quiero gritarle que tenga cuidado, pero un globo rojo me distrae y cuando vuelvo, a Jorgito lo perdí de vista.


Romina Gil
Taller el Megáfono al Sol


noviembre 23, 2023

Mudanzas

 Los visillos se descorren con indisimulable disimulo cuando alguien se muda al pueblo

Murió en la misma casa en la que había nacido: nunca conoció el mágico vértigo de una mudanza

¿Se mudan con nosotros los fantasmas?

No se olviden de cargar a sus muertos en el camión de mudanzas

Un vestigio, un trazo, una señal, una marca, traza, sutura, surco, llaga, fósil, reliquia, secuela, una pista, un quebranto, una filigrana, se nos traspapelan en cada mudanza.

Capa sobre capa, la casa escondía el recuerdo de cada uno que había vivido en ella: algunos ya desdibujados, otros tan nítidos que, quienes se mudaban, creían que los anteriores habitantes se habían quedado para darles la bienvenida.


Desde su ventana en el segundo piso, registraba con admirable memoria a cada uno de los nuevos vecinos que llegaban al consorcio y a todo lo que traían en la mudanza. El día que murió, sus familiares descubrieron una habitación llena con lo que había acumulado con los años; los consorcistas reconocieron con asombro mucho de lo que habían perdido misteriosamente  a lo largo del tiempo: cucharas, floreros, libros, relojes, macetas, juguetes, dientes de leche, fotos, abanicos antiguos, camafeos, relicarios, cartas de amor, servilletas con besos estampados, un diario íntimo, flores secadas entre papeles, cajitas de música, alhajeros, estampitas con vírgenes varias, manteles bordados a mano, un espejo con ilustraciones de nácar, licores añejados, patas de conejo, collares de perlas y de coral, platería, pañuelos de seda, perfumes desvanecidos, mechoncitos de pelo envueltos en papel de seda.


Marisa Molina
Taller de la Luna



noviembre 21, 2023

Antena onírica

El mal tiempo no existe

la lluvia es la clave

mantener la azotea en forma

Hola, ¿avión? ¿Vienes de China?

Encontré la piedra en la tienda.


El mal tiempo no existe

el invierno es la clave

mantener los patos pedaleando

¿Hola, agua? ¿Mi padre te trajo?

Encontré el chocolate caliente.


El mal tiempo no existe

el pozo es la clave

mantener la mente dulce

¿Hola, madre? ¿Me hablaste de historias?

Encontré la manzana al pie del árbol.


El mal tiempo no existe

la altura es la clave

mantener los ojos bonitos

¿Hola, magia? ¿El ascensor tiene antena?

Encontré una mujer que me gusta.


El mal tiempo no existe

el amor es la clave.



Charly Zerzer Agosti

Taller del Mate