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enero 03, 2022

¿Hacia dónde?

abuelo jugando con su nieto bebe
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“La ausencia amorosa va solamente en un sentido y no puede suponerse sino a partir de quien se queda -y no de quien parte-: yo, siempre presente, no se constituye más que ante tú, siempre ausente”.

Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.



¿Hacia dónde irá la mente de un niño? ¿Y su risa veraniega? Quizás hacia un barrilete, quizás hacia un espectáculo. O quizás hacia su abuelo que está cocinando.

El señor se le aparece como un mago. Sin capa ni escenario. Pero con unos trucos que harían caer a cualquiera en su encanto. Comienza a darse cuenta de que hay algo en él que lo fascina.

¿Será que empieza a notar los signos del amor? ¿O será que los juegos y los cantos lo llevan a pasear por ese universo fantástico?

Crea ocho mundos decorados, y otros tantos que funcionan como hogar. Una moneda debajo del mantel. Un billete que aparece en la cartuchera con solo soplar una mano. Un piso que se transforma en un tablero de ajedrez. Una risa por un chiste mal contado. Como una burla a lo serio, a lo estructurado. Pone todo su amor en su tarea: solo puede salir bien si lo intentamos con lo mejor de nosotros, decía. Ese es el único ingrediente mágico.

Nadie parece notar que se está yendo. Y el niño no puede hablar aún. Siente por primera vez la impotencia de las palabras que no pueden escapar. Llora, lanza algunos sonidos balbuceados. Pero solo consigue que piensen que se trata de una maña más. Debe ser sueño o hambre. No alguien que está alertando. De repente en el almuerzo su risa se detiene. Vuelve su mirada hacia la silla vacía. Parece solo un objeto inanimado, sin gracia. Una cosa más que vive en la casa. Que ocupa lugar. Dejó de ser un trono, pero nadie aún se atreve a tocarla. Y si alguien agarra valor, se le ve como una piltrafa. Los ojos del bebé van incrédulos desde la cocina hacia la mesa. ¿En dónde estará?

Súbitamente vuelve la tranquilidad. Todos se dan vuelta para ver como el nene dejó de llorar.

Ahora está ocupado sonriéndole a algo más.

¿Hacia dónde irá la mente de un niño?, ¿y su risa veraniega? Quizás hacia un barrilete, quizás hacia un espectáculo. O quizás hacia su abuelo que está cocinando.


Denisse Cutuli - Taller del Mate


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