por Romina Gil (Taller de la Luna)
"El viaje de la vida se hace de largos trechos tediosos, paso a paso, día a día, sin que suceda nada impactante, pero la memoria se hace con los acontecimientos inesperados que marcan el trayecto".
Violeta llegó a este mundo con la pandemia de la fiebre española en 1920 y se fue con la pandemia de coronavirus en 2020. En el medio, cien años de vida.
La protagonista va contando su propia historia en una extensa carta que le escribe a Camilo (de a poco iremos descubriendo el vínculo que los une), donde no se guarda nada: le habla sobre la familia, el amor y la pasión, las clases sociales, la amistad, la vida en el campo y en la ciudad, el rol de la mujer y el feminismo a lo largo de los años, los negocios y el dinero, las guerras, la dictadura militar y la democracia, el sexo y las adicciones.
Isabel Allende tiene una manera de narrar que lleva al lector por una montaña rusa de emociones; cuesta soltar el libro, siempre se quiere leer un capítulo más para ver qué pasa, cómo sigue la historia. Imposible no empatizar con los personajes, muy queribles y entrañables todos, desde el más inocente y tierno hasta el que más hace sufrir a Violeta.
Un libro recomendable, que se lee de un tirón (o dos) y que muy difícilmente se pueda olvidar.
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