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mayo 17, 2022

Rituales de escritura: Carlos Zerzer Agosti

El escritorio de Charly
    
    Tengo un humano del que tomé posesión hace dos años. Por aquel entonces, yo era muy pequeña y sólo sabía esconderme. Mi lugar preferido era debajo del sillón. Cuando él me mostró que no me tenía miedo, elegí mejor acercarme al escritorio. Desde que lo conozco se pasa horas y horas sentado frente a un espejo que tiene otro mundo detrás. Sobre el escritorio hay un lugar con muchos botoncitos que permanentemente golpea a casi todos, pero usa sólo dos dedos del montón que tiene. Ya me acostumbré a su sonido. Mi lugar de descanso elegí ubicarlo sobre un aparato que él llama impresora y usa poco. Para que funcione lo tiene que castigar un poco y decirle muchas palabrotas, entonces si, con un ruido desagradable comienza a tirar unos papeles blancos llenos de manchitas negras. Le escuché decir cuando le habla al espejo que algún día será un libro.
    Antes de sentarse prepara un tarrito con un palito que chupa. Es el momento en que aprovecho para dormir una siesta matutina, porque sé que por un buen rato sólo va a estar atento a la ventana, al espejo y a los botoncitos. Desde una caja grande aparece un sonido que me duerme y que él llama “qué linda música”.
    Me gusta que escriba, porque me hace mucha compañía.




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