Páginas

mayo 05, 2021

Farenheit 451, de Ray Bradbury

 


Fahrenheit 451
Por Rita Lugones (Taller de la Luna)

Este libro es uno de los pocos que me hizo lagrimear. Lo leí hace muchos años y recuerdo haber terminado de leer en el colectivo, al volver de la facultad y aun así, lloré. Fue inesperado, incontrolable, pero no lloré cuando terminó el libro, no, lloré antes, porque entendí que, si bien el mundo planteado en ese futuro distópico no es el que vivimos, el abandono de los libros, la superficialidad, la paranoia política, el matar por matar de los delincuentes y que lo ven como algo común, lo desvirtuado de los gobiernos de turno, son cosas parecen asemejarse a situaciones que nos lleva en un camino similar.
LLORÉ: Yo lloré por Mildred Montag, Millie, la esposa de Guy, me sentí un poco Millie en esa época y lloré, como cuando se pierde a un ser querido, en ese momento, el libro me mostró que el camino correcto no era el de Millie. Lloré a Millie y festejé por decirlo de alguna manera, definitivamente la complacencia no es algo que me agrade, pero no fue hasta que leí este libro que me di cuenta de que yo era en cierta forma complaciente y superficial y que ese no es el camino de los que piensan. Fue como un despertar. Debo decir que sentí una lástima insoportable por Millie que a mi modo de ver era una víctima más de los grandes poderes gubernamentales y que tarde o temprano son los que pagan las consecuencias al no poder darse cuenta de las cosas que pasan.

ODIÉ: Uno de los personajes que odié fue el sabueso mecánico, tan bien caracterizado que se traduce como el control de un gobierno desvirtuado totalmente, echando por tierra la verdadera naturaleza de un sabueso de verdad, que siempre a lo largo de la historia se usó para ayudar a la gente, y en el libro es para señalar a los que no van acorde al gobierno. Así como desvirtuar el rol de un estado manipulador y controlador que en realidad no es para lo que se eligen los gobiernos. Este gobierno del libro, manipula a la gente, y al que no le gusta se tiene que ir, se tiene que esconder. Es una obra que la leas cuando la leas, tiene muchas semejanzas con la realidad si se interpretan los personajes con el espíritu, las implicancias y representaciones que quizás Ray Bradbury quiso darles cuando lo escribió. Un libro, definitivamente, para leer y releer.

AMÉ: Al personaje Clarisse, por ser dentro de lo que era ese mundo, un bicho raro que tiene claro que pensar no es obligación, sino una opción. A mi modo de ver, representó para mí un darme cuenta de que si no cambiamos nuestro rumbo y no empezamos a pensar por nosotros mismos, el futuro puede ser complejo. El libro, se asemejó en aquel momento, a un presagio de lo que íbamos a vivir, no tan, tan a la caza de brujas como en el libro, pero sí con relación a la superficialidad reinante, a la desvalorización de la vida, de los derechos de los que piensan de una manera, las desigualdades por pensar distinto. Nunca un libro de ficción, se asemejó tanto a la realidad.



1 comentario:

  1. Lo amo!! Mi libro favorito! El que releí más veces y seguiré releyendo, porque hasta ahora nunca quedó (y me arriesgo a decir que nunca quedará) desactualizado.

    ResponderEliminar