Alejandra Rozas |
La noche, el silencio, lo obscuro.
Un recuerdo diluido, apacigua mi desconsuelo.
Alegoría de un lugar en el que fui.
Llegar al fondo,
elevarme en una columna de espuma.
Una y otra vez,
torbellinos vertiginosos
que empujan hacia ningún sitio.
La piel no arde, el olor no hiere.
Dentro de esta opresión,
casi una libertad.
Falta el viento, la sal,
la infinitud,
de mi dominio azul,
al que no pertenezco.
Después
el sol, el bullicio y el hastío
Alejandra Rozas - Taller de la Luna
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