Y llegó el día que jamás esperaba. Hoy al abrir la puerta, una catarata de recuerdos vino a mi mente. La casa de altos techos, fresca y al mismo tiempo con la tibieza del amor que circulaba. Los jardines siempre cuidados por tus manos para ver que no tuvieran alguna enfermedad, siempre con tu mate acompañándote, y tu dulce mirada, tu aroma me encantaba cada vez que te acercabas, o, nos abrazabas; los deliciosos asados que papá empezaba temprano, para que todo estuviera listo cuando todos llegáramos, esas empanadas, que nunca más probé, eran deliciosas, con tu personal toque, nunca nos dijiste que condimento le agregabas, y ahora sí sé, era el cariño con que le ponías a cada una. Después los postres, el café, las largas charlas, los juegos de mis sobrinos, las risas de los chistes tontos que decíamos.
Luego, la despedida llevando cada uno su paquetito con lo que sobraba en forma de souvenir
Y ahora te veo con tu mate recorrer la casa, papá haciendo poquita gimnasia, la tenía prohibida, pero le gustaba tanto que no se le podía decir nada. Sus espíritus rondan esa casa donde tan felices fuimos, y hoy siento una tristeza terrible, que me desgarra el alma, ahora solo hay silencio y ventanas cerradas. Me cuesta cerrar la puerta y dejar una parte de mi vida en ella.
Liliana Taranto - Taller de la Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario