Una a una iban apareciendo las imágenes. No lo podía creer. Su piel se iba transformando en una seguidilla de imágenes. Primero supuso que eran tatuajes… pero ¿cuándo se los había hecho? No podía salir de su asombro. Su piel toda se cubrió de personas, lagos, ríos y paisajes que incomprensiblemente se movían. Multitudes habitaban su cuerpo. Observó sus manos, sus pies, su vientre. Todos los sitios y recovecos de su físico se hallaban poblados. Miro su rostro y comenzaron a aparecer imágenes escondidas en una constelación de pecas.
Fijó su vista en una de las imágenes y se vio a él mismo chiquito. Vio cuando se perdió a los tres años en plena ciudad. Laberintos de sucesos pasaban frente a su asombro. Mostró su adolescencia, y continuó sin poder abstraerse distintos acontecimientos de su vida.
Por los espejos enfrentados vio que su omóplato se cubría de sombras. Y comenzó a verse a sí mismo tirado en un charco de sangre. Continuó mirando y observó que la imagen retrocedía. Era su futuro que como si aplicase la reversa a un auto iba hacia el presente. Se vio amenazado por su novia engañada y por el espejo la vio y no era tatuaje. Empuñaba un arma y disparó.
Quedó tirado en un charco de sangre. Su futuro era muy corto.
Fijó su vista en una de las imágenes y se vio a él mismo chiquito. Vio cuando se perdió a los tres años en plena ciudad. Laberintos de sucesos pasaban frente a su asombro. Mostró su adolescencia, y continuó sin poder abstraerse distintos acontecimientos de su vida.
Por los espejos enfrentados vio que su omóplato se cubría de sombras. Y comenzó a verse a sí mismo tirado en un charco de sangre. Continuó mirando y observó que la imagen retrocedía. Era su futuro que como si aplicase la reversa a un auto iba hacia el presente. Se vio amenazado por su novia engañada y por el espejo la vio y no era tatuaje. Empuñaba un arma y disparó.
Quedó tirado en un charco de sangre. Su futuro era muy corto.
Susana Palacios - Taller del Mate
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