Páginas

noviembre 23, 2023

Mudanzas

 Los visillos se descorren con indisimulable disimulo cuando alguien se muda al pueblo

Murió en la misma casa en la que había nacido: nunca conoció el mágico vértigo de una mudanza

¿Se mudan con nosotros los fantasmas?

No se olviden de cargar a sus muertos en el camión de mudanzas

Un vestigio, un trazo, una señal, una marca, traza, sutura, surco, llaga, fósil, reliquia, secuela, una pista, un quebranto, una filigrana, se nos traspapelan en cada mudanza.

Capa sobre capa, la casa escondía el recuerdo de cada uno que había vivido en ella: algunos ya desdibujados, otros tan nítidos que, quienes se mudaban, creían que los anteriores habitantes se habían quedado para darles la bienvenida.


Desde su ventana en el segundo piso, registraba con admirable memoria a cada uno de los nuevos vecinos que llegaban al consorcio y a todo lo que traían en la mudanza. El día que murió, sus familiares descubrieron una habitación llena con lo que había acumulado con los años; los consorcistas reconocieron con asombro mucho de lo que habían perdido misteriosamente  a lo largo del tiempo: cucharas, floreros, libros, relojes, macetas, juguetes, dientes de leche, fotos, abanicos antiguos, camafeos, relicarios, cartas de amor, servilletas con besos estampados, un diario íntimo, flores secadas entre papeles, cajitas de música, alhajeros, estampitas con vírgenes varias, manteles bordados a mano, un espejo con ilustraciones de nácar, licores añejados, patas de conejo, collares de perlas y de coral, platería, pañuelos de seda, perfumes desvanecidos, mechoncitos de pelo envueltos en papel de seda.


Marisa Molina
Taller de la Luna



No hay comentarios:

Publicar un comentario