Tengo cuadernos y libretas donde tomo notas de ideas sueltas que se me ocurren y que pueden servirme para futuros textos.
Cuando tengo la idea, cuando sé sobre qué voy a escribir, voy anotando palabras, frases, características de los personajes, situaciones, todo lo que pueda guiarme hacia el texto final. Todo eso lo escribo a mano, aprovecho a usar biromes de colores y resaltadores para ordenar las ideas.
El tiempo que le dedico a la escritura es un tiempo que me dedico a mí. Elijo las horas nocturnas, cuando la casa está en silencio y ya nadie me necesita. Me preparo alguna infusión, pongo música suave, preferentemente instrumental para no distraerme y me siento a escribir. Es mi momento para crear. Escribo y hago una primera corrección en simultáneo y luego, cuando está terminado, le hago la corrección final. Los cuentos y todo lo que sea ficción lo escribo en mi computadora.
Me encantaría tener, como dice Virginia Woolf, un cuarto propio, o al menos un rincón con una biblioteca y un escritorio sólo para mí. Pero, por ahora y hasta que llegue ese momento, me acomodo en la mesa del comedor. Cualquier lugar es válido si tenemos ganas de escribir.
Cuando tengo la idea, cuando sé sobre qué voy a escribir, voy anotando palabras, frases, características de los personajes, situaciones, todo lo que pueda guiarme hacia el texto final. Todo eso lo escribo a mano, aprovecho a usar biromes de colores y resaltadores para ordenar las ideas.
El tiempo que le dedico a la escritura es un tiempo que me dedico a mí. Elijo las horas nocturnas, cuando la casa está en silencio y ya nadie me necesita. Me preparo alguna infusión, pongo música suave, preferentemente instrumental para no distraerme y me siento a escribir. Es mi momento para crear. Escribo y hago una primera corrección en simultáneo y luego, cuando está terminado, le hago la corrección final. Los cuentos y todo lo que sea ficción lo escribo en mi computadora.
Me encantaría tener, como dice Virginia Woolf, un cuarto propio, o al menos un rincón con una biblioteca y un escritorio sólo para mí. Pero, por ahora y hasta que llegue ese momento, me acomodo en la mesa del comedor. Cualquier lugar es válido si tenemos ganas de escribir.
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