Soy
Soy mi libro más amado, soy lo que escribo y lo que quedó en blanco. Las piedras que junté y las que llevo en la espalda. Los huecos, los nudos, los desiertos. Lo que escribo en lápiz, porque lo puedo borrar, aunque nunca borro lo que escribo en lápiz. Mi música vieja. Mi música muy vieja. Lo que me trajo el mar. El mar siempre. El mar que me trajo.
Soy las mujeres que me abrieron su corazón y me ayudaron a entender el mío. Soy lo que hicimos juntas desde que andamos juntas.
Soy el amor de mis hijos. Soy todo el amor que tengo. Soy todo el amor que doy.
Soy mis queridos que nunca se van.
Soy mis plantas y las ramitas que junto, las semillas y las hojas.
Soy mis sueños y mis pesadillas.
Soy para siempre mi infancia. Una nena que no sabe bien a dónde ir, pero va.
Jazmín
Autorretrato
lo que me gusta
lo que me hace feliz
lo que amo
lo que disfruto
lo que heredé
lo que quiero legar
lo que hago
lo que quiero hacer siempre
lo que descubrí hace poco
lo que descubrí hace mucho
lo que quiero abrazar todo el tiempo
lo que me voy a llevar cuando me toque ser luz.
Cintia
Es difícil poner en una foto, todo lo que forma parte de mi vida. Intente elegir algunas cosas que representen mi presente y así poder contarles un poco quien soy.
Empiezo con la foto de la foto. Esos dos atraviesan todo el resto de lo que les pueda contar. Son los que sostiene mis malos días y los que les dan sentido a los otros.
El celular también forma parte de retrato. Me paso varias horas contactándome con mi gente… aunque me gusta más compartir momentos en vivo. Amo hablar.
Las llaves simbolizan como esta armada mi rutina, básicamente cuando me falta el auto no se organizarme.
La imagen de la Cruz Roja es por mi elección de ser voluntaria y hacer, dentro de lo posible, algunas cositas que me llenan.
El mate y el termo están donde estoy. Trabajo, partidos, viajes, charlas… siempre mate.
Mi cuaderno… otra de las cosas que me llenan el alma. Escribir y hacerlo rodeada de gente linda fue un gran hallazgo.
Mi golosina preferida. Y la notebook, que ocupa varias horas de mis días mientras trabajo.
El resto es decorativo, pero muestra mi debilidad por las cosas que forman parte de mi hogar y que me hacen sentir bien cuando las veo.
Bueno… esta soy yo. Seguramente falten muchas cosas… pero quizás algunas todavía no las descubrí.
Ariadna
En el rincón de mi escritorio,
reposa la computadora
Sus teclas acaricio con dulzura y pasión,
mientras la musa despierta mi inspiración.
A su lado, el café, mi fiel compañero,
sus vapores embriagan mi ser escritor.
En una taza humeante se funde en la literatura,
y brotan versos que llenan la hoja en blanco.
El ying y el yang muestra que puede
haber un equilibrio entre la musa inspiradora
y el ser creativo de todos los días que se
arremanga para trabajar y pulir mi literatura.
Observando los objetos que se exponen, muestran al desnudo la parte que se quiere ocultar, en este caso cada cosa es un exponente de vida, las plantas el oxígeno, el aire puro, la belleza de sus colores, que alegran y sedan a las personas, distraen nuestras mentes, es tan mágica la naturaleza, que apena día a día que no se la valore.
La creatividad en el arte del buen gusto en una prenda, la libertad que se siente en cada creación. Es maravilloso el arte de la costura, se la desvaloriza bastante, porque requiere tiempo, buenas telas, buenos hilos, en otras palabras, es cara.
Los perros o gatos dan la felicidad que uno pierde en el trajín del día, te reciben con un amor incondicional, no les importa si estás sucio mojado o triste, para ellos sos único, y te dan más de lo que deberían dar, porque son seres inocentes, y la especie humana esconde bastante maldad.
Los libros, ese espacio donde uno puede ser el protagonista y soñar ser diferente con cada obra desde un criminal, o un ser de luz.
El demostrar cómo es la persona, a través de lo que expone sus sentimientos, esa parte íntima, la fragilidad de su interior o mostrar una coraza para no sentirse dañada, el observar nos muestra tal cual somos.
Sencillos, un poco tímidos, o mostrando eso que el otro quiere ver de vos.
Así escueta con mucho amor y comprensión, y haber aprendido a escuchar, soy yo con un gran amor por la vida, por los animales, por la naturaleza. Pero según dicen que cuando se está tanto para el otro uno también pide a gritos comprensión y amor.
Hurgo entre mis cosas.
De pronto, me reflejo
en objetos.
Los acomodo y
saco una foto.
Y aunque una vida
no entra en un rectángulo,
resultó ser
mi espejo.
Lima, alicate, formón, bisturí,
mis herramientas favoritas.
Señaladores que ruego
nunca se terminen.
Resaltadores y biromes
de colores
que ayudan a mi
memoria,
clásicos, modernos,
pasteles, flúo.
Abrochadorita
para los apuntes impresos,
me hacen sentir
que me quedé
en el siglo pasado.
Café espumoso
con leche
para el desayuno
y para acompañar
noches de estudio.
Un mate
para la merienda,
siempre amargo
y compartido.
Computadora portátil
testigo de mis
aciertos y errores.
Mouse con luces
que cambian de color
para no aburrirme.
Auriculares que
se cargan solitariamente
en su cajita
luego de haber escuchado
playlists en portugués,
español y muy poco en inglés.
Música aleatoria.
Anteojos para leer
me recuerdan
las cuatro décadas.
Celular, calendario,
fechas, turnos, recordatorios.
Todo cronometrado.
Dos seres retratados
que tienen
en sus caritas
todo y nada de mí.
Y una paleta de colores
para que elijan.
Pero no desesperen,
lo permanente
solo dura quince días.
Mariana
Siento que soy miles de Marianas en una sola. La niña, la adolescente, la mujer de hoy. De la niña, conservo la muñeca vendedora de empanadas (Ya sin su vestidito y pañuelito a lunares rojos y blancos), que me regaló la tía de mi papá. Mi foto a los dos años, dónde aparezco con los ojos llorosos ya que quería ir a jugar con la vecina. La foto a los veinte años cuando me recibí de la secundaria y siendo abanderada (Una gran sorpresa y satisfacción para mí). Una foto de adulta con mi ángel guardián, mi papá Jorge. La cartuchera y la carpeta del profesorado que, al verme, parecen decirme: “No te rindas que te falta menos que antes”. Mi pasión, el teatro, reflejados en el colgante con dije de las máscaras del teatro y en mi pulserita que dice “Teatro ❤️”. El cuaderno del taller literario donde semana a semana, vuelco mis ideas. La cámara digital con la que capto bellos momentos vividos y mis auriculares Bluetooth que, sin ellos, no soy nada y mis viajes serían muy aburridos sin escuchar buena música. Todos estos objetos, son tesoros para mí, ya que forman parte de mi historia de vida y me muestran quien fui y quién soy hoy…
Trilogía: Pluma, aire, belleza…
Comienzo con los marrones, ocres, beige, luces y sombras.
Descubrí que hay un mundo más allá de los ocres y quise conocerlo. Conocí entonces mi alma nómade, la que supo conseguir un pasaporte y una visa y tomar el riesgo de ir a recorrer el mundo acompañada de sí misma, disfrutando de viajar en avión, tren, subte y colectivo; de caminar; de conocer “monumentos vivos”1 y de los otros; de vivir la cotidianeidad de otras culturas. Quiero extender mis alas y llegar al cielo volando en globo para luego lanzarme en paracaídas y buscar la tierra o el mar…
1Fragmento de “Pilar y Pilara”, en Fotos Escritas, libro inédito (aún) de Towandatehuelche, 1° edición sin fecha, página sin determinar.
Quiero ver la belleza de la vida y plasmarla con mis pinceles, con mis lápices, con mis gubias; trozar mosaicos y destrozar espejos para reflejar en un acto irreflexivo lo que ve mi alma y mi espíritu rebelde; dibujar personas, rostros, seres con luz o sin ella; moldear con barro, cerámica o algún elemento que la naturaleza me ofrezca, a mis antepasados, a mis vidas anteriores, a todos aquellos que ocupan una célula de mi cuerpo en este universo.
Así soy, así quiero ser
Con ustedes… Yo.
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