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junio 30, 2022

Fideos a la bolognesa

 

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Ingredientes:  

  • 1 paquete de fideos tallarines o spaghettis. 

  • 1 kilo de carne picada. 

  • 1 caja de puré de tomates. 

  • 1 cebolla.

  • 1 morrón. 

  • Una pizquita de azúcar. 

  • Orégano.

  • Ají molido 

  • Condimento de pizza.

  • Comino.

Una pizca de cada condimento. 

  • Sal gruesa y aceite: Cantidad necesaria. 


Preparación:

Poner agua en una olla para los fideos (Con un poco de sal gruesa y un chorrito de aceite para que los fideos no se peguen). Luego en otra olla más chica, poner un poco de aceite para rehogar la cebolla y el morrón. Mientras se va calentando, ir cortando en daditos chiquitos, ambas hortalizas (DE CHIQUITA, ODIABA LA CEBOLLA Y EL AJÍ. ESTO ERA MOTIVO DE DISCUSIÓN CON MI MAMÁ QUE SE ENOJABA CONMIGO PORQUE LE QUITABA LA CEBOLLA Y EL AJÍ AL TUCO. PERO EN LA CASA DE MI VECINA, COMÍA LA CEBOLLA Y EL AJÍ CRUDOS Y ME ENCANTABA). Cuando el aceite esté bien caliente, colocar la cebolla, el morrón y revolver suavemente con cuchara de madera (ME ENCANTABA AGARRAR LA CUCHARA DE MADERA DE MI ABUELA Y GOLPEAR UNA CACEROLA CON ELLA PARA HACER MÚSICA). Al notar que la cebolla está medio transparente, colocar la carne picada (SI ES POSIBLE, CARNE PICADA ESPECIAL QUE TIENE POCA O NULA GRASA) y todos los condimentos. Revolver. Cuando la carne picada haya tomado color, agregar el puré de tomates y ponerle una pizquita de azúcar (PARA QUITAR LA ACIDEZ DEL TOMATE). Tapar la cacerola y dejar que se cocine revolviendo de vez en cuando. Al ver qué el agua para los fideos está hirviendo, colocar los mismos y revolver para que no se peguen (SI ES POSIBLE, QUE SEAN FIDEOS DE CALIDAD, SINO SE PASAN Y/O SE PEGAN SI SON FIDEOS DE SEGUNDA O TERCERA MARCA). En una fuente, colocar aceite o manteca (DE CHICA, YO SIEMPRE PEDÍA FIDEOS CON MANTECA QUE ERAN MIS FAVORITOS. AUNQUE SI NO HABÍA MANTECA, COMÍA CON ACEITE). Colocar los fideos y luego, el tuco. Revolver bien para mezclar el tuco con la pasta. Colocar mucho queso rallado y llevar a la mesa. Si quieren, pueden colocarle más queso rallado (EN LO PERSONAL, ME GUSTA CON UN MONTÓN DE QUESO RALLADO Y CUANDO LE COCINABA LOS FIDEOS A LA BOLOGNESA A MI PAPÁ, ENTRE LOS DOS NOS GASTÁBAMOS UN SOBRE CHICO DE QUESO RALLADO). 

Bueno. Hasta aquí, la receta de mi plato favorito y el que mejor me sale: FIDEOS A LA BOLOGNESA. Cada vez que voy a la casa de mi mejor amigo, me pide que le haga esta receta. 


Mariana Gatica - Taller El Megáfono al Sol




junio 29, 2022

Naftalina, de Sole Otero

 Por Ariadna Boza (Taller de la Luna)


Título: Naftalina
Autora: Sole Otero
Editorial: Salamandra
Páginas: 333

Naftalina es una novela gráfica dibujada y escrita por la ilustradora argentina Sole Otero. Con este libro la autora ganó el concurso XIII Premio Fnac-Salamandra Graphic en 2019.
La novela cuenta dos historias en simultáneo, el primer relato es la de una joven llamada Rocío que se muda a la casa de su abuela, luego de que esta fallece. Básicamente la protagonista tiene una crisis existencial sobre qué hacer con su vida profesional. Al mismo tiempo, Rocío se va dando cuenta de que tiene algunas características parecidas a su abuela. Todo esto transcurre en el contexto de la crisis política, social y económica que ocurrió en la Argentina en el 2001.
La segunda historia es la del origen de su familia, cuando los bisabuelos de la protagonista emigraron en barco desde Italia, hacia Argentina en 1923. También, es interesante cómo Otero utiliza diferentes paletas de colores en las dos historias para diferenciarlas. De esta manera, el lector puede reconocer fácilmente los diferentes momentos de la novela: el pasado en el cual está la abuela y el presente que cuenta la vida de Rocío.
Asimismo, Naftalina habla un poco de la construcción de la identidad durante la adolescencia. Esa etapa importante de la vida en la cual nos preguntamos: ¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer?
Y aunque sepamos cuál es nuestra vocación a veces seguir el camino propio es complicado, Porque generalmente, los jóvenes deben romper con mandatos culturales, familiares y con “lo que se espera de ellos”, para construirse a sí mismos.
En síntesis, si te gustan las novelas que tocan estas temáticas no te pierdas la lectura de Naftalina.







junio 28, 2022

Rituales de escritura: Laura Martínez

Escritorio de Laura


Mi ritual de escritura ideal es a la noche, cuando ya se calma el movimiento del día, el celular deja de sonar y puedo disfrutar del silencio o una buena música instrumental con un matecito caliente y la gata enrollada en mis pies. Ahí me permito imaginar, reflexionar y crear, me doy el permiso de escribir lo que siento sin pensar mucho, después habrá tiempo de corregir y dar forma al texto. Pero como bien dije al principio, eso es el ritual que busco y creo los momentos para hacerlo.  También me pasa, a veces, que mientras voy caminando observo a mi alrededor con ojos de turista y me sorprendo de mirar lo que siempre está ahí y por andar en modo automático generalmente no veo; detenerme por un instante y disfrutar de los distintos colores del día, una plaza, chicos jugando, una vereda con hojas secas, los rostros de las personas, gestos, momentos… Esos detalles me inspiran  y como no quiero perder esa  sensación , escribo lo que siento en una nota en el celular o grabo un audio de whatsapp al grupo que tengo conmigo misma, también me pasa viajando en un tren o arriba del colectivo, intento guardar esas sensaciones. Si estoy trabajando y alguna frase o palabra me resuena, lo anoto en un cuaderno que tengo siempre cerca, regalo de una compañera del taller de escritura, luego vuelco todo a la computadora en un archivo que se llama “A revisar”. Entonces, cuando tengo el tiempo de hacer mi ritual, conecto con algunas de esas palabras o frases sueltas para poder expresarme. Amo la lectura desde siempre, también escribir, aunque hace muy poco y gracias al taller del que participo me animo a compartir lo que escribo, estoy feliz por ello, porque además sigo aprendiendo cada día este arte que me sana y tanto me gusta. 





junio 27, 2022

Para Sami y Ari

 

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Les escribo desde mi firmamento feroz, en las profundidades de mi ser, para contarles por qué comencé a ir a esas marchas por las que tanto preguntaban, y a las que espero me acompañen para el momento en que lean esta carta. Pero también para que puedan encontrarle una justificación colectiva a esa bronca que les sale de las entrañas cada vez que pasan una situación fea por ser mujer. Espero realmente que, para cuando me lean, hayamos podido conquistarles un mundo más justo y menos cruel. Aunque eso sea por lo que seguimos batallando y disputando a la construcción de realidad que nos quieren imponer todos los días.

¿Qué se mata también en nosotras cuando ven que aparece en la tele el caso de una nueva chica que fue asesinada? A cada una se nos estampa esa pregunta, como dice el libro que estoy leyendo, como un bordado y como un tatuaje. No sé si tenga la respuesta, pero tengo aproximaciones. Cuando fui a mi primera marcha me movieron dos convicciones: la justicia social para que todas podamos acceder en las mismas condiciones al derecho a decidir sobre nuestro cuerpo (solo nuestro y de nadie más) y el rearrebato de la visibilidad que nos fue negada históricamente. Tenía 18, y para esa época ya había recibido bocinas, chiflidos y algún que otro comentario de mierda. Había algo que me resonaba, mucho antes de que pudiera acceder a mis primeras lecturas feministas. Mucho antes de darme cuenta de que, lamentablemente, era una experiencia que pasamos todas. Lo que me movía de bronca era que en ese silbido notaba la misma llamada de quien ordena a su perro: de quien subordina a otro y lo cree inferior. 

La semana pasada, con 21 años, esa naturalizada subordinación se hizo carne mientras estaba en el auto. Pasábamos por una avenida, cuando veo que un hombre en moto va desacelerando su velocidad para ir a la par de una chica que iba caminando sola. Sentí las alarmas. Se notaba por sus propias corporalidades que el señor la estaba incomodando. La chica se tenía el pecho con miedo, con vergüenza, intentando tapar un juzgamiento que en silencio padecía. Cuando voy a bajar para gritarle al tipo, éste acelera y desaparece. Como desaparecen los cuerpos de las chicas que secuestran y matan. Pero como desaparece también todo cargo moral y humanidad cuando se tienen tan asumidos unos roles de géneros estancos. Sentí dentro mío la impotencia de quien se siente inútil por no haber reaccionado más rápido, por no haber podido hacer nada por evitarle ese momento a una chica de la edad que tienen hoy ustedes. Me agarró una angustia violenta. Me sentí imposibilitada, me sentí una mera espectadora. Me sentí con un odio muy intenso hacia estos hombres. 

Me di cuenta de que podía arriesgar una respuesta a esa pregunta que les hice unas líneas más atrás: sentimos que algo más muere en nosotras cuando matan a una, porque compartimos el cuerpo. Somos una caja de resonancia de ese dolor porque tenemos en común un cuerpo cruzado por distintas violencias desde que nacemos. Y porque convivimos con el miedo de que la próxima sea una de nosotras. Lo que se mata es el cuerpo de todas. Es el cuerpo múltiple, el habitado por todas. El que quieren desalojar y demoler.

Intentarán hacerles creer que la culpa es suya, que solo son casos aislados. Que es un problema individual. Pero no. Ustedes saben que no es así. Van a sentir esa impotencia incrustada en el pecho cuando alguien quiera venir a explicarles qué es ser mujer y por qué les suceden las cosas. Y, sobre todo, van a sentir la convicción de que no hay nada individual en este movimiento: es colectivo. Es cultural y político. Y esta insubordinación que fuimos tejiendo gracias a los hilos que otras nos dejaron, es la que espero continúen ustedes. Porque la palabra mujer es una historia de lucha, sí. Pero porque la palabra mujer primero la constituyeron como una historia de explotación y de disciplinamiento. Espero que no tengan que sufrir ninguna otra situación como las que pasaron, espero poder actuar antes y que unidas lo enfrentemos. Espero que alcen la voz, en el momento que puedan, pero con la convicción de que existe alguien que va a escucharlas y acompañarlas. Espero que sigan así de irreverentes y decididas. Espero no tener que llorarlas nunca porque se cruzaron con un animal que las hizo su presa. Pero, sobre todo, espero que sean quienes quieren ser, y nunca nadie se entrometa en sus cuerpos. En sus territorios. 

Cuentan con el cuerpo de las otras para defenderlo.

Las quiere con todo su corazón…

Su prima mayor 


Denisse Cutuli - Taller del Mate


junio 24, 2022

La taza de café

Consigna de escritura #22

¿Estás con ganas de escribir pero tenés la mente en blanco porque no se te ocurre nada? Acá te dejamos una consigna, un disparador, para sacudir las ideas y poner la mano en movimiento.
¡Que la disfrutes!

consigna

 

junio 23, 2022

Cada fin de semana

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Esperábamos con ansias el fin de semana. Sabíamos que no teníamos que ir a la escuela y podíamos descansar. El ritual de los viernes consistía en preparar cosas ricas para el finde. Mamá nos enseñaba a cocinar (mi hermana y yo lo tomábamos como un juego). Nuestra cocina tenía una gran ventana que daba a un set de televisión imaginario, y nos miraban como preparábamos: galletitas, tortas y algunas cosas saladas; éramos muy inocentes, porque lo creíamos todo.
–Vamos ayudantes, preparen los ingredientes –nos decía nuestra madre–. Se necesita harina leudante, azúcar, huevos, canela, vainilla y chocolate. Junto con mi hermana, reuníamos todos los elementos, y los presentábamos prolijamente, ya que nos estaban viendo. Mientras uno cernía la harina, el otro cascaba los huevos, y mamá completaba la preparación. Nos daba una porción de masa a cada uno, ya estirada, y como pequeños duendes nuestras manos hacían cortes diferentes con los moldes que elegíamos, unas, eran de vainilla con chocolate, otras de canela. Esos recuerdos vagan en mi mente, el sueño de creernos ser cocineros, de estar juntos, los aromas, y el amor por sobre todo, esos espacios infinitos, propios, encallados en mi alma. Hasta a veces, cuando cocino esas galletitas, escucho la voz de mi madre diciéndome:
–Uní bien todo, que no queden grumos.
Nunca nos salieron iguales a las de ella, porque a todo le ponía su toque de amor.

Liliana Taranto - Taller de la Luna

 

junio 20, 2022

Diez

 

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I
una ventana se abre y no sé
si mirar al pasado o al futuro
el cuchillo corta
el hilo que me ata a lo que no puede ser
y me libera
la abeja me observa
desde una cierta altura
sabiéndose superior
la sombra del árbol
me abraza protectora
a mí y al caracol
que migra desesperanzado
hacia otras tierras.

II
anochece y
una lámpara mira al niño 
que duerme en su cama
atenta
vigilando su sueño
una estrella contempla los campos sembrados
imaginando cómo se verán los girasoles 
a plena luz del día
una espada se encuentra con
la cara del gladiador pidiendo clemencia
un edificio
con un poco de envidia 
observa desde la costa
a los veleros que van y vienen 
dejándose llevar por el oleaje suave del río
un barco vigila a los que quedan en el muelle
despidiendo a los que parten
una hoja descubre el suelo 
que se acerca 
mientras que el otoño la desprende de su árbol.

III
los carteros hablan
con los amantes anónimos
destinatarios de las cartas de amor
un banco de la plaza conversa con los pájaros 
que cantan en los árboles cercanos
y a su vez
los pájaros
con la brisa cálida del verano
los viejos 
cuchichean con sus recuerdos
y los niños 
lo hacen con sus juguetes.

IV
el agua del mar
se mueve porque quiere besar
la arena de la costa
las aspas de los molinos
se mueven porque así espantan
antiguos fantasmas del mal
las ramas de los árboles
se mueven porque danzan
con el viento y las nubes
las alas de los pájaros
se mueven porque desafían
la gravedad
los dedos 
se mueven porque teclean
poemas y melodías
las bocas 
se mueven porque le cantan
al amor.

V
sonreímos para 
espantar la tristeza
imaginamos para
evadir la realidad
amamos para
reafirmar que es todo
lo que necesitamos
escribimos para
no olvidar
odiamos para
no entregarnos al amor.

VI
tocamos
con los ojos 
con las manos 
con los pies
nos alimentamos
con la música 
con los libros
con el arte
creamos
con el alma
con la felicidad
con la melancolía
reímos 
con la cara
con el estómago
con las lágrimas
escuchamos
con el corazón
con empatía
con amor
vemos
con ojos de niño
con ojos de anciano
con ojos de pez.

VII
los sueños vienen
del otro lado del charco
el viento viene
de una ventana que se abre
las mariposas vienen
de un campo de flores
sembrado por hadas
los soldados vienen
de mil batallas sorteadas
los colores vienen
de un arcoiris pulverizado
los niños vienen
de París.

VIII
abro
un cuenco
y extraigo semillas exóticas
un sarcófago
y encuentro un Egipto
un rostro
y veo a la niña que sigo siendo
una bolsa de arpillera
y separo granos de café
una bolsa de terciopelo
y se asoma
el cintillo de mi abuela.

IX
cada noche
me transformo en ave
con solo mirar la luna
y lanzarme al viento
me transformo en pez
zambulléndome en la bañera
de agua tibia
me transformo en árbol
cuando la tierra convierte
mis pies descalzos en raíces
me transformo en niña
cuando como
frutillas con crema
me transformo en vieja
al recordar
amores muy lejanos
me transformo en agua
al imaginar el fuego
que no deja de arder
me transformo en caballo
si pienso en la pradera
siempre verde.

X
si fuese pasto
le haría cosquillas 
a tus pies descalzos
si fuese un tigre
me convertiría
en tu alfombra favorita
si fuese una flor
me deshojaría
para saber si me querés
o no
si fuese una nube
llovería sobre
tu taza de café
si fuese una mesa
me usarías para esconderte
debajo
si fuese un hacha
no te faltaría leña
el próximo invierno
si fuese un ángel
sería tu dulce compañía
si fuese Dios
serías mi mejor creación.

Romina Gil - Taller de la Luna



junio 16, 2022

Re podrida

 

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¿Qué hago de comer? Pregunto para que me contesten, no para que digan: "cualquier cosa, lo que quieras", si no se que cocinar y ya se me quemaron todas las ideas. ¡Uy! Tengo ropa en el lavarropas! Me cuelgo y la ropa agarra olor a perro mojado, mierda, con lo caro que está el jabón no quiero volver a lavar. A ver qué tengo: una calabaza, dos cebollas, una papa... ¡¡ay por Dios ese celular no para!! Tengo que practicar la canción que me pidió la profe, me va a matar si sigo sin saber la letra. Hoy viene Tomi a clase de lengua y el patio es una porquería, hacerme acordar de que no tenga más mascotas, que ni son mías, las adoptan estos pibes y acá quedan. Uy estos bichos también tienen que comer. Me doy una ducha así bajo unos cambios y me pongo con el morfi. ¡¡¡Por favor!!! Hace un frío de morir, odio el invierno. Bueno, pongo un arroz y pico las cebollas, ajo y perejil, le pongo cuadraditos de calabaza, un poco de orégano, sal, pimienta, y capaz algún tomate me queda en la heladera. ¡Siiii! Un tomatito y un pedacito de pollo cocinado, ¡¡¡marcha arroz con pollo!!! O algo así. Le agrego la papa en cubitos para que haga bulto, y ya está. Riquísimo. Y es lo que hay. ¡¡Ay por mí madre ese celular!! Más vale que coman y no digan ni mu, porque a mí me gusta cocinar, ¡pero está mierda de la comida diaria me tiene re podrida!

Adriana Sicilia - Taller del Mate